El brahmanismo, una religión superior. Basta citar un párrafo, que se encuentra en los "Upanishads", para convencerse de lo que decimos: "La autoconciencia nunca nace y nunca muere. Ella es eterna, permanente y durable". Y otro que reza: "El Señor es lo supremo, en el pasado y el porvenir". Toda religión supone creencias básicas y sus conceptos fundamentales se resumen en un credo. La explicación de esas creencias constituye la teología de cada religión. Vemos que todas ellas aportan una forma externa imprescindible, pero únicamente la fe de sus creyentes aporta el espíritu interno esencial.
El arte, como es sabido, no puede definirse. Pero no hay nada que sea tan esencial respecto de la condición humana. El arte es la primera manifestación del ser del hombre. Recordemos Altamira, en España. En ella hay pintados, en colores diferentes, bisontes y otros animales. Y también Toquepala, en nuestro país, en el que se ven unas llamas.
Hasta que se llega a los primitivos italianos, como Cimabue y se pasa después de un siglo a Fra Angélico y nos encontramos con una etapa en que destacan figuras geniales como Leonardo da Vinci y Miguel Ángel.
El arte por lo general designa el conjunto de formas plásticas (arquitectura, pintura, grabado, dibujo, escultura), pero surgen otras actividades como la literatura, música, danza, cine, etc., que se fueron dando a través de los años y se clasifican como arte contemporáneo (siglo XIX) y arte moderno (siglo XX).
Pero en el arte sucede algo desconcertante: no hay progreso continuo. Cuando una época llega a su culminación no puede seguir avanzando, Hay que cambiar y se debe pasar a un tipo diferente de arte. A veces, hay cierta relación, pero otras veces no hay ninguna.
En cambio, en la ciencia sí hay un progreso continuo, como sucede con las matemáticas. Mas, aunque se cambien las teorías, no es necesario pasar a una nueva etapa que no tenga nada que ver con ella. Las matemáticas siguen avanzando.
Con la filosofía sucede lo siguiente. La filosofía sí cambia de una teoría se pasa a otra y así, a través de toda su historia. Sin embargo, siempre hay alguna conexión entre sus diversas manifestaciones. Así, Platón sostiene que no puede haber ciencia basada únicamente en los sentidos. Para que algo sea ciencia debe intervenir el intelecto. Y, muchos siglos después, Kant dice lo mismo, pero con mayor penetración: la ciencia no puede basarse en los sentidos, sino en la intelección, y para ello se deben utilizar las 'categorías'. Pasan los años y surgen las figuras de Cantor, Gödel, y ambos utilizan la teoría de Kant, pero superándola. Hay por eso, cierta continuidad. No se pasa de una teoría a otra, que no tenga ninguna conexión con la primera.
Desde Platón hasta nuestros días, ha habido una conexión entre las mismas. Por último, ya en el siglo XX, Sartre hace aportes fundamentales. Su teoría del ser-para el-otro de la 'mirada' parece ser definitiva. Nadie hasta el momento ha podido refutarla. Y, en nuestra opinión, nunca podrá serlo, pues toda la vida social se desarrolla sobre la base de dicha teoría. La mirada del otro fija nuestro ser, por más que hagamos no podemos cambiar la manera como el otro nos ve, no como quisiéramos que nos vea.
Esta brevísima exposición tiene con seguridad errores, pues no he podido profundizar lo que afirmo sobre los cuatro temas que he abordado. Pero es que el periodismo tiene que ser rápido. No puede esperar.