viernes, 11 de abril de 2008

FRANCISCO MIRÓ QUESADA: "MUERTE POR CONCENTRACIÓN"


FILOSOFEMAS

Muerte por concentración

Francisco Miró Quesada Cantuarias
El Comercio Online, 11 de abril de 2008

Arquímedes nació en el año 287 antes de Cristo, en la ciudad de Siracusa, que había sido fundada por los griegos. Su genio creador era inmenso. ¿Cuáles son los hechos comprobados, cuáles los legendarios? Es imposible saberlo. Pero lo cierto es que hay algunos que parecen confirmados, como la invención de la palanca, la de los "espejos ustorios" y la dinámica de los fluidos.

La manera como descubrió la última ha dado origen a una leyenda que se distingue por su comicidad. Hierón II, tirano de Siracusa, le pidió que investigara si una corona de oro que había elaborado, a su pedido, un gran orfebre de Siracusa era o no totalmente de dicho metal. Para hacerlo, el sabio tuvo que forzar su genio al máximo, pues el problema era sumamente difícil de resolver ya que, en aquella época, no existían balanzas de precisión.

A fin de encontrar la solución, comenzó por introducir la corona en el agua para medir su volumen y después de mucho pensar logró encontrar el procedimiento buscado. Según sus cálculos, la corona de oro debía tener un peso determinado, pero demostró que pesaba menos. Fue tal su júbilo, que salió corriendo, casi desnudo, para comunicar a Hierón que había llegado a la conclusión de que la corona no era de oro puro, gritando "eureka, eureka", que en el griego de la época significaba: "La encontré, la encontré".

Pero la tranquilidad de la isla desapareció ante la declaratoria de guerra de los romanos. El comandante de la expedición era el valiente y culto Marcelo, que estaba convencido de que la guerra sería de corta duración. Pero Marcelo no había contado con el genio de Arquímedes. Cuando llegó la flota al mar de Siracusa y comenzaban a de-sembarcar los soldados, surgieron unos garfios, desmesurados que levantaron los barcos como plumas y los estrellaron contra las rocas, muriendo casi todos. Marcelo se salvó, pues no se había embarcado.

Convencido de que la invasión por mar era imposible, decidió hacerla por tierra. Mas cuando la primera oleada de las tropas comenzó a atacar la ciudad, salió una luz deslumbrante que no los dejaba ver nada y tuvieron que retroceder en desorden. Algunos meses después, Marcelo observó que el sol había variado de posición, de manera que ya la luz de los espejos no podía cegarlos, de modo que decidió destruir los muros de Siracusa, golpeándolos por medio de unos enormes arietes. Pero cuando ya estaban cerca de los muros, salieron como bólidos enormes piedras que hicieron retroceder a los invencibles romanos.

Hasta que un día descubrieron un lugar por donde podían entrar y Marcelo dio la orden de que matasen a todos menos a Arquímedes. Por eso, cada soldado preguntaba su nombre a quienes tenía que matar y como nadie respondía que se llamaba Arquímedes, lo pasaba a cuchillo. Hasta que uno de ellos llegó a la casa del sabio, y le preguntó cómo se llamaba. Pero estaba tan concentrado en la solución de un problema, que ni siquiera escuchó la voz del soldado. Este, furioso porque no le había respondido, lo mató en el acto.

Así murió Arquímedes, tal vez el creador más grande de la antigua Grecia, pues Siracusa era una colonia griega que dedicó su vida a la investigación, haciendo grandes aportes en los campos de la matemática y la física. Felizmente, los datos que han llegado hasta nuestros días, dejando de lado muchos, han sido ciertos.

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