FILOSOFEMAS
Cuando era joven y estaba en la universidad existía el servicio militar obligatorio. Los universitarios lo hacían durante un año y quienes no eran universitarios servían dos. Había una gran corrupción, pues los padres de quienes no eran universitarios, si tenían fortuna, conseguían documentos que acreditaban a sus hijos como universitarios. Otros conseguían certificados médicos según los cuales sus hijos sufrían de alguna enfermedad que les impedía hacer cualquier tipo de servicio militar. Pero los que no eran hijos de personas pudientes eran cazados como liebres y no podían evitarlo.
Sin embargo, no todo era malo. En el cuartel aprendían algún tipo de actividad que, al término del servicio, les podían ser útiles, por ejemplo a leer. Mas el abandono de quienes eran enrolados era tan grande que con frecuencia los dos años se prolongaban a cuatro. La situación de los enrolados por la fuerza era terrible. Un día llegaba a un villorrio un grupo de soldados bien organizado y armado, y se llevaba a un joven que ayudaba a su familia en el trabajo de los comuneros para sobrevivir. Al dejar su comunidad, la pobreza del villorrio empeoraba y el joven no volvía a saber nada de lo que estaba ocurriendo en su familia, hasta que le dieran de alta. Por otra parte, el trato que recibían los conscriptos era durísimo. Sin exageración puede decirse que los trataban a patadas y llenándolos de insultos. Así era nuestro país en los años 30 y 40.
Sin embargo, no todo era malo. En el cuartel aprendían algún tipo de actividad que, al término del servicio, les podían ser útiles, por ejemplo a leer. Mas el abandono de quienes eran enrolados era tan grande que con frecuencia los dos años se prolongaban a cuatro. La situación de los enrolados por la fuerza era terrible. Un día llegaba a un villorrio un grupo de soldados bien organizado y armado, y se llevaba a un joven que ayudaba a su familia en el trabajo de los comuneros para sobrevivir. Al dejar su comunidad, la pobreza del villorrio empeoraba y el joven no volvía a saber nada de lo que estaba ocurriendo en su familia, hasta que le dieran de alta. Por otra parte, el trato que recibían los conscriptos era durísimo. Sin exageración puede decirse que los trataban a patadas y llenándolos de insultos. Así era nuestro país en los años 30 y 40.