viernes, 12 de setiembre de 2008

RAFO LEÓN: "FUE SÓLO UNA BROMA"


MAL DE MUCHOS

Fue sólo una broma

Rafo León

Así solían ser las bromas de los limeños en mi época de universitario. Estoy hablando de inicios de los setenta y de la Facultad de Letras de La Católica, cuando esta quedaba en la plaza Francia, los muchachos teníamos que ir con terno y corbata y las chicas con falda escocesa (esas de imperdible en el tablero), medias hasta la rodilla, mocasines con monedita, chompa de cachemira y cartera en el codo. En ese tiempo los limeños eran más que el resto en La Católica, para ellos una isla en el inmenso charco del comunismo y la indiada. Léase San Marcos y las otras universidades, incluida la de Lima, a la que los limeños veían como un reducto de cholos con plata, de quienes podrían ser los hijos de sus mayordomos, limpiados sus orígenes merced al tiempo que tuvo la generosidad de prestarles un futuro, ¡qué vida esta!

Así podía ser una broma cualquiera en esas épocas felices de caminatas por el jirón Camaná y visitas a la librería de Paco Moncloa. En mi sección de primero de Letras había un montón de limeños, y un chico provinciano y de tez oscura que añadía a este handicap el ser un arribista irreducible y sin ninguna dignidad. Si los limeños le pedían ponerse de felpudo, William se echaba boca abajo para que algún Palacios o De Izcue limpiara sobre su espalda las suelas de sus zapatos. El paso de los años, que pone las cosas en su lugar, me ha hecho ver que William en realidad estaba un poco zafado de la cabeza y vivía para sí mismo la fantasía de permanecer al team de esos limeñotes que tenían auto, iban a bailar al Unicornio con chicas vestidas de lamé plateado, hablaban inglés y se sentaban donde un dentista en Miami. ¿Qué necesidad tenía William de haberse hecho de una locura tan humillante? Solo los especialistas en los absurdos de la condición humana tendrán algún día la respuesta.

Así fue la broma que los limeños le hicieron a William. Un sábado por la noche se fueron en mancha a la Granja Azul de Santa Clara, esa donde se inventaron los pollos a lo spiedo, antecedente aristocrático del hoy democratísimo pollo a la brasa. Eran como veinte y William. Ocuparon una gran mesa rectangular que en poco tiempo se llenó de más pollos que los que se compró el congresista Anaya. Harta cerveza y no menos ron regaban el ágape que habría de convertirse en el escenario de la broma. Terminados los pollos, convertidos en cerros de huesos chupados y mordidos hasta los tuétanos, los mozos retiraron la vajilla y trajeron un aguamanil para lavarse los dedos, conteniendo agua enjabonada con limón. El primero en recibir el cuenco fue, digamos, un primate de apellido doble y casa en la avenida Salaverry. Este, siguiendo lo acordado en secreto, en lugar de lavarse las manos se hizo el que bebía. Luego se lo pasó al que tenía a su lado para que haga lo mismo y así, el aguamanil llegó donde William, quien en un acto de comunión con los integrantes de su Valhala, se zampó todo el contenido de líquido desengrasante. Mientras el agua pasaba con dificultad por la garganta de William, los limeños observaban fascinados la concreción de su sueño --hacer que el cholo se dé cuenta de quién es-- aguantando la risa con lágrimas en los ojos. Hasta que William terminó, colorado y resoplando por haberse clavado dos litros de limonada sin azúcar y con su punto de jabón. En ese momento las carcajadas reventaron como las camaretas de una fiesta patronal. Los abrazos, las palmeadas de espalda, los brindis y los parabienes. La cerveza aumentó de caudal, por ahí aparecieron unas botellas de güisqui, la gran broma se había consumado. La pachanga siguió hasta el amanecer y cuando clareó, los Taunus, Ford Falcon, Fairlaine y Corvette de Lima, todos con escape libre, derrapaban por la Carretera Central hacia la ciudad. William habría de despertarse unas horas más tarde tirado sobre el pasto del restaurante, tratando de entender por qué se sentía como si le hubieran puesto una lavativa jabonosa. Eran limeños, limeños son. Y tienen, pues, sus bromitas dicharacheras.

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