Cuando termina un año y comienza uno nuevo se suele celebrar con alegría. Así es desde hace mucho tiempo y no solo en el Perú sino en países de Latinoamérica, América Central y Norteamérica, incluyendo Estados Unidos y Canadá. Pero también en Europa y en muchos otros países del mundo. ¿Por qué la alegría? Porque la esperanza es lo último que se pierde. Si el año transcurrido ha sido malo en un país, sus habitantes, salvo excepciones, esperarán que el que viene sea mejor. Y si el que acaba ha sido bueno, la gran mayoría celebrará jubilosa el nuevo, esperando que sea aun mejor.
En el Perú la celebración no se limita a organizar fiestas en restaurantes y hogares, sino que es extremadamente bulliciosa, pues se usa en forma excesiva material pirotécnico. Se revientan cohetes, cohetazos y cohetones sin descanso. Este fenómeno ocurre en la recepción de la Pascua y aumenta en la celebración del Año Nuevo, hasta romper los oídos de una persona casi sorda.