En el siguiente artículo no tomo ninguna decisión, no apoyo ni ataco al grupo de personas que voy a considerar a continuación. Partamos de la siguiente pregunta: ¿Qué pasaría si se legalizaran las drogas, no solo la marihuana, sino la cocaína y todas las demás? Lo primero que sucedería es que los terribles cárteles mexicanos y colombianos que hacen ingresar las drogas en nuestro país desaparecerían. Puesto que las drogas ya no estarían prohibidas, no podrían hacer ningún contrabando. Por otra parte, sería reconfortante para la juventud y, en general, para todos. Porque la lucha contra las drogas es eterna.
Cada cierto tiempo sale a relucir en los periódicos y en la televisión que se dio un duro golpe al narcotráfico, que se incautaron muchos kilos de cocaína, cuyo valor se calcula en algunos millones de dólares. Mas, a pesar de estas incautaciones, el contrabando de drogas sigue exactamente igual. Hágase lo que se haga, nunca se termina con él. El precio de la cocaína es alto y dejando libre paso al contrabando, se puede ganar mucho dinero. Además, las maneras como se saca la cocaína del territorio nacional, para hacerla llegar a otros países, especialmente a Estados Unidos, pero también a países europeos, como España, Francia, Inglaterra, Alemania, Holanda y otras naciones, son muy complicadas y difíciles de controlar.
Sin embargo, se podrían producir graves problemas en nuestra juventud. Muchos adictos a la cocaína se drogarían más que antes. Y como la pasta básica estaría a la disposición de quien la quisiera, sus efectos serían devastadores, porque hace más daño que la cocaína. Algunos partidarios acérrimos de la liberación de las drogas sostienen que muchos morirían, pero como no todos los jóvenes son adictos, sino una minoría, habría como una especie de selección natural. Morirían los más enviciados, pero una mayoría de jóvenes sobreviviría y esto sería beneficioso para nuestro país.
Pero una vez terminados los terribles cárteles, podría surgir un gravísimo problema. Acostumbrados a ganar millones de dólares con su actividad delictiva, no se iban a resignar a pasar de la riqueza a la pobreza. Y probablemente formarían bandas de secuestradores y de ladrones de alto vuelo en México y en Colombia. Seguramente no vendrían al Perú, porque aquí las ganancias serían pequeñas. Pero, desgraciadamente, la inseguridad ciudadana es muy grande entre nosotros. Los ladrones y los secuestradores abundan y las fuerzas policiales aún no se han organizado debidamente para detener de manera efectiva a la delincuencia.
Como hemos dicho al comienzo del presente artículo, no vamos a opinar sobre la conveniencia o inconveniencia de dejar total libertad al consumo de drogas. Pero el lector sí puede opinar. Aunque los problemas que se producirían en el caso de levantar la prohibición del ingreso de drogas son tan grandes que es difícil decidirse por una de las dos alternativas: prohibición o liberalización.
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