Atreverse a decir qué sucederá en el planeta el próximo año sería una locura. Porque si la historia pasada presenta dificultades, a veces insuperables, para determinar los hechos, el futuro es aun más incierto. Aunque pueden predecirse algunos acontecimientos, lo cierto es que, por más probabilidades que presente un hecho, en cualquier lugar, en cualquier momento, puede suceder cualquier cosa.
Por eso, los acontecimientos a los que me referiré a continuación, desgraciadamente, no son muy halagüeños. La cantidad de hechos negativos que han ocurrido durante el 2009 supera ampliamente a los positivos. Citemos, en desorden, algunos de ellos. En primer lugar, la agresión de Estados Unidos a Iraq, agresión que se llevó a cabo durante el gobierno de George W. Bush. Es cierto que quien regía los destinos de aquel desdichado país, Saddam Hussein, era un villano, tirano y cruel, se enriquecía sin límites construyendo palacios para él y su familia, manteniendo al pueblo en la pobreza y la ignorancia. Pero de acuerdo con el derecho internacional y los principios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ningún Estado puede atacar a otro que no amenace su seguridad. Si las cosas que suceden en un país son tan atroces que sobrepasan los límites de la tolerancia humana, entonces puede ser intervenido, previo acuerdo del Consejo de Seguridad de la ONU. En este caso, se encargan de aplacar las matanzas los famosos cascos azules.
Pero lo que sucedía en Iraq, aunque era grave, no justificaba ninguna intervención. La invasión de dicho país fue un acto arbitrario que contribuyó a desprestigiar a Estados Unidos en el mundo entero. Por otra parte, el proyecto de construir una bomba atómica en Irán, que amenaza la paz mundial y concebido por el presidente del país, el dictador Mahmud Ahmadineyad, ha causado inquietud en la gran mayoría de países. Lo mismo sucede con la construcción y el lanzamiento de cohetes de largo alcance, concebido y ejecutado por Kim Jong-Il, dictador del Estado totalitario establecido en Corea del Norte.
Como si esto fuera poco, hay en los actuales momentos 22 países que están en estado de guerra. La mayoría son guerras internas, debido a la incesante lucha por el poder de facciones contrapuestas. Pero hay otros en que los acontecimientos bélicos son entre países, como sucede en el Congo que está en guerra atacado por Burundi y Uganda, Sudán y el Chad, Israel y Palestina. Y una de las más graves de todas es la que se está desarrollando en Afganistán contra los talibanes, en la que intervienen varios países occidentales como Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Francia y Australia.
A pesar del despliegue de tropas y de los bombardeos, aún no los han derrotado. Estos son unos fanáticos musulmanes que ejercen en el país, desde hace varios años, una tiranía inimaginable. Las mujeres deben usar la burka (el traje que solo permite ver los ojos), si salen solas a la calle son castigadas; si un hombre comete cualquier infracción de las reglas impuestas por el gobierno talibán casi siempre, sin que tenga el derecho de defenderse, es condenado a muerte. En el mejor de los casos sufrirá una larga prisión. Además, cuando toman una ciudad, prohíben todo: los deportes, el cine, el teatro, la televisión, las fiestas.
Pero estos monstruos son tenaces y luchan con una determinación que no cede ante nada. A pesar de los esfuerzos de los aliados occidentales, resisten todos los embates. Barack Obama, el pacifista presidente de Estados Unidos, ha decidido enviar más tropas a Afganistán, pensando que de esta manera podría terminarse la guerra.
Otro desastre durante el año que se va es que, a pesar de las reuniones que se han realizado entre los países más desarrollados del mundo para tratar de amenguar el calentamiento global, no se ha logrado ningún acuerdo completo y vinculante al respecto.
Sin embargo, han ocurrido hechos positivos. Uno de ellos fue la elección de Barack Obama, un afroamericano, a la Presidencia de Estados Unidos, lo que significa un avance extraordinario en la lucha contra el racismo. Otro ha sido el avance formidable en cuestiones tecnológicas.
Después de los hechos descritos, ¿qué podría predecirse sobre lo que ocurrirá el próximo año? Siendo optimista (lo soy por temperamento) podría arriesgar las siguientes afirmaciones: la lucha contra el racismo, sobre todo en algunos países en vías de desarrollo como, por ejemplo, el nuestro, tendrá nuevos éxitos; la tecnología seguirá avanzando, y es posible que algunas guerras terminen, tal vez la contienda entre Israel y Palestina. Y hago votos para que termine la guerra de Afganistán y los talibanes sean derrotados definitivamente.
Las diferentes religiones seguirán avanzando, especialmente la cristiana, la que tiene un mayor número de fieles en el mundo.
Termino deseando a todas las personas que me hacen el honor de leerme que tengan un próspero y feliz Año Nuevo, y que no se dejen ganar por el pesimismo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario