Zenón Depaz Toledo
La Primera Online, 26 de mayo de 2009

Quienes participan del consenso fujimorista, asumiendo que el rol del Estado es básicamente ser garante de los grandes negocios y negociados, cantan cínicas loas a un “libre mercado” existente sólo en sus fantasías y como coartada para imponer a la fuerza (como ahora ante la justa protesta de los pueblos amazónicos) escandalosas concesiones plagadas de corrupción, tal como el país entero pudo ver a propósito de los petroaudios y ratamails. Opción que nada tiene de moderna. Solamente el Lote Petrolero N° 76 ocupa millón y medio de hectáreas, proyectando 166 campamentos con sus respectivos helipuertos, con lo que devora la Reserva Comunal de Amarakaire e impacta los parques nacionales del Manu, de Bahuaja Sonene y la Reserva Tambopata-Candamo. Por tanto, las comunidades amazónicas defienden no sólo sus justos derechos y la vigencia de la Constitución que, en efecto, el presidente García atropella sin pudor para favorecer aquellos negocios, sino que defienden también la vida contra un proyecto económico fanático y depredador, hoy en crisis de credibilidad. Y defienden el derecho a otra vía de desarrollo, incorporando el criterio absolutamente moderno de otorgar prioridad a la educación (hoy en abandono) como vía para el despliegue de las potencialidades creativas del trabajo, pues sin ello todo discurso sobre el desarrollo es absolutamente falaz.
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