Pero la fe no solo es religiosa, hay muchas clases de fe. Hay la fe en sí mismo; la fe en la lealtad del amigo; la fe en la dignidad del ser humano; la fe en que, algún día, se llegará a una sociedad pacífica en que las guerras habrán terminado; la fe en que, en un tiempo no muy largo, existirá una sociedad justa en que no habrá pobres, con abundancia de alimentos y de recursos; la fe en que no se explotará a nadie. Los pesimistas consideran estos diversos tipos de fe como una manifestación de ingenuidad y que se deben a que quienes la tienen carecen de facultades analíticas. Pero digan lo que digan, el mundo no podría marchar sin fe.
Una sociedad en que nadie tuviera fe en nada no podría existir. A través de la historia no se conoce pueblo alguno en el que nadie haya tenido fe en algo. Dejo naturalmente de lado a los pueblos primitivos, pues es imposible saber cómo eran su comportamiento y sus creencias. Sin embargo, de manera especulativa, puede suponerse que, para hacer frente a los embates de la existencia, se formaban grupos que se aliaban, y estos grupos confiaban plenamente los unos en los otros.
Pero, antes de seguir adelante, debo hacer una aclaración. Regresando a las alianzas entre diversos grupos, no puede negarse que la confianza de los unos en los otros podía no ser absoluta. Uno puede dudar de la lealtad de la persona o de los grupos en quienes confía. Y esto es un caso de todos los días. Por ejemplo, los aliados en un contexto de guerra muy pocas veces confían en la lealtad plena de sus aliados. Son raros los casos en que esta confianza es absoluta.
Dejando de lado la religión cristiana cuya fe en la divinidad de Jesucristo es inconmovible y que es la religión del Perú, especialmente la fe en la Iglesia Católica, ¿qué cosa puede decirse sobre las restantes religiones superiores, como la islámica, la budista o la brahmánica?
Los creyentes del Islam tienen una fe absoluta en la verdad de su religión. Esta fe se manifiesta en la manera que tienen los musulmanes de hacer sus plegarias. Deben rezar largamente tres veces al día y en dirección a La Meca, ciudad donde nació Mahoma (Mohamed). El musulmán toma su religión con una seriedad muy profunda y no duda nunca de que Mahoma es el profeta de Dios todopoderoso.
El budista también tiene fe absoluta en que Buda (el Bodisatva), sentado debajo de un árbol, llegó a la conclusión de que la manera como uno podía liberarse de la desgracia de las reencarnaciones consistía en la renuncia a todo tipo de apegamiento: a la esposa, al dinero y al lujo. Sus discípulos tenían fe absoluta en la verdad de sus enseñanzas y debido a esta fe hicieron cosas sorprendentes, algunas terribles que nos horrorizan. Uno de sus discípulos predilectos, cuando una mujer le dijo que sentía una pasión abrasadora por él y que lo que más la había cautivado eran sus ojos, respondió: "¿Te gustan? Pues toma uno de ellos". Y se sacó el ojo sin la menor vacilación.
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