Si comparamos los organismos de muchos mamíferos con el del ser humano, vemos que son muy superiores al nuestro. Por ejemplo, cuando un oso coge un pez de buen tamaño, se lo come con escamas y todo. Si una persona cualquiera intenta comer una corvina sin quitarle las escamas se atragantará poniendo en peligro su vida. Lo que muestra que la garganta y el esófago del oso son muy superiores a los de los humanos.
Hay un deporte en el que intervienen los hombres más fuertes del mundo: el levantamiento de pesas. No hay acuerdo sobre el récord mundial de la categoría de peso pesado, pero se puede afirmar que es más o menos 200 kilos. Pensemos ahora en un elefante africano. La fuerza de este animal supera de manera arrolladora la de un hombre por más fuerte que este sea.
Cuando se trata de la rapidez en la carrera también los animales tienen la primacía. El campeón del mundo en la carrera de los 100 metros planos se llama Bolt, que corrió dicho espacio en 9,69 segundos, lo que equivale a correr a la velocidad de 47 kilómetros por hora. Sin embargo, un guepardo es capaz de correr a 70 kilómetros por hora, durante un cuarto de hora. Si Bolt hubiera seguido corriendo a la misma velocidad durante más tiempo, habría puesto en peligro su vida.
El olor de un objeto, sea el que sea, no nos llega una vez que se ha alejado unos diez o quince metros del lugar donde estamos. Sin embargo hay animales en diversas partes del mundo que perciben el olor de un predador a una distancia enorme, muy superior a los quince metros. Lo mismo sucede cuando una hembra está en celo. En este caso despide un olor especial que es percibido por el macho a una distancia de 50 o 60 metros. El sentido del olfato entre los animales es, como vemos, muy superior al nuestro.
Con la vista sucede exactamente lo mismo. Cuando un objeto está a una distancia de unos 30 metros, podemos verlo pero ya no podemos distinguir ciertos detalles. Comparando nuestra capacidad de visión con la de otros animales, como el águila, el halcón o el lince, resulta muy inferior. La capacidad de distinguir detalles desde una gran distancia de los animales mencionados es asombrosa.
Otra superioridad del animal sobre el ser humano es la capacidad de aguantar la respiración. Un hombre entrenado, como un buceador profesional, no puede aguantar la respiración más de seis o siete minutos. Una ballena, en cambio, aguanta como quince.
En cuanto al oído sucede lo mismo. Un perro policía es capaz de escuchar sonidos tan agudos que escapan a la audición humana. Sin embargo, el hombre con un buen telescopio, es capaz de observar pequeñísimos detalles en la superficie de la Luna. Gracias a su inteligencia, es superior a todos los animales de la tierra.
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