Zenón Depaz Toledo
La Primera Online, 17 de febrero de 2009
Tras haber dado la alarma sobre los efectos que podría traer consigo el silencio en que se han sumido los intelectuales que hasta no hace mucho defendían con entusiasmo y soberbia el imperio del capital, al dejar a las izquierdas la iniciativa estratégica en el terreno reflexivo, el usualmente ponderado Juan Carlos Tafur, que esta vez [en su artículo La izquierda vegetariana muestra los dientes] aduce situarse más allá de pedestres izquierdas y derechas, de las que se proclama crítico puro, se desdice muy pronto al no resistir la tentación de romper lanzas por lo que llama el “modelo capitalista”. Señalando con olímpico desdén la incomprensión que los críticos del capital mostrarían ante la racionalidad del mercado, no pierde la oportunidad de aleccionarlos, tras caricaturizarlos, estableciendo categóricamente que “la recesión mundial se debe más que al capitalismo en sí a la inconmensurable lenidad y torpeza de los funcionarios de gobierno y políticos que, desde Washington, labraron desde hace años el desenlace que hoy padece el planeta entero”; y se pregunta “qué diablos tendrá que ver el liberalismo con los entuertos del capitalismo mercantilista aplicado en los Estados Unidos por el nefasto George Bush”.
¡Existe, por tanto, para la sorprendente razón pura de nuestro crítico un “capitalismo en sí”!. Por nuestra parte, lamentamos que nos desampare sin indicación alguna de donde hallar aquel noumeno kantiano, pues en el mundo de la experiencia, el único al que tenemos acceso, existen entre otros el capitalismo japonés, el sueco o el norteamericano, todos absolutamente anclados, con especificidades que ahora bien pueden resultar relevantes, en el juego político del poder del que hace parte decisiva lo que él considera lenidad y torpeza de gobernantes como el ciertamente nefasto Bush. ¿Conoce nuestro crítico alguna experiencia capitalista que se haya desarrollado “en sí”, sin fortísima –y frecuentemente despiadada- intervención estatal para retirar lo que el modelo que él parece tener en mente consideraba obstáculos? Al ponderar el liberalismo y preguntarse qué diablos tiene que ver el capitalismo con Bush, ¿lo hace situado en el fantasmal reino del “en sí” o en el de este mundo castigado por personajes como aquel? Sobre todo, si decide aconsejar a García “acelerar las reformas liberales” (¿!), convendría nos diga antes en qué mundo lo ha situado su repentino rol de superhéroe del capital.
¡Existe, por tanto, para la sorprendente razón pura de nuestro crítico un “capitalismo en sí”!. Por nuestra parte, lamentamos que nos desampare sin indicación alguna de donde hallar aquel noumeno kantiano, pues en el mundo de la experiencia, el único al que tenemos acceso, existen entre otros el capitalismo japonés, el sueco o el norteamericano, todos absolutamente anclados, con especificidades que ahora bien pueden resultar relevantes, en el juego político del poder del que hace parte decisiva lo que él considera lenidad y torpeza de gobernantes como el ciertamente nefasto Bush. ¿Conoce nuestro crítico alguna experiencia capitalista que se haya desarrollado “en sí”, sin fortísima –y frecuentemente despiadada- intervención estatal para retirar lo que el modelo que él parece tener en mente consideraba obstáculos? Al ponderar el liberalismo y preguntarse qué diablos tiene que ver el capitalismo con Bush, ¿lo hace situado en el fantasmal reino del “en sí” o en el de este mundo castigado por personajes como aquel? Sobre todo, si decide aconsejar a García “acelerar las reformas liberales” (¿!), convendría nos diga antes en qué mundo lo ha situado su repentino rol de superhéroe del capital.
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