El diario El Comercio obtuvo los premios SIP (Sociedad Interamericana de Prensa) a 'Mejor Caricatura’ y 'Mejor Cobertura de Noticias por Internet’. El primero de estos lauros corresponde a la fantástica caricatura de nuestro admirado y querido Alonso Núñez. La misma representa a George W. Bush en disfraz de Tío Sam, pero con un traje raído, el sombrero implorando una limosna y una cara que resume magistralmente la personalidad fronteriza del ex presidente de los EE.UU.
Una pequeña gran obra de arte propia del talento de su autor. La SIP justifica el premio porque “logra captar los difíciles tiempos que le tocó vivir al ex presidente norteamericano”. Usando referencias un poco desgastadas, diré que se trata de una caricatura que está largamente a la izquierda de la justificación que esgrimen quienes la premian. Bush eligió, junto con sus secuaces, modelar los tiempos en los que le 'tocó’ gobernar. El comentario lo excluye de cualquier culpa, y no me parece justo. Como tampoco me parece correcto que la SIP, que representa a un sector importante de la inteligencia latinoamericana, diga, refiriéndose a Bush, “ex presidente norteamericano”. Si ese es el estilo de la SIP de criticar la realidad, enhorabuena y bienvenidos al club de quienes creemos que sin crítica no hay crecimiento. Si de ese modo la SIP está diciendo que Bush presidió toda la parte norte del hemisferio, hay que aceptarlo pues no se equivoca, aunque esto enoje al presidente mexicano Felipe Calderón o a Stephen Harper, primer ministro canadiense. En realidad, deberíamos acostumbrarnos a decir presidente o ex presidente de los EE.UU. y nada más. Y ya con eso tiene bastante. Lo que sienta quien ejerza la presidencia de ese país es cosa suya, pero alimentar el ego de quien lo tiene tan bien nutrido es pedagógicamente negativo.
Decía que la caricatura está a la izquierda del comentario y, también, lo que no es muy difícil, a la izquierda de la SIP. Lo mismo ocurre en los Estados Unidos, donde las caricaturas suelen ser bastante más críticas que las crónicas periodísticas. Parece que, en la verbalización o redacción, los mecanismos de autocensura operan más drásticamente.
Incluso ocurre en este periódico, donde el excelente suplemento El Otorongo tiene críticas que podrían, perfectamente, ser parte de una publicación que objeta el sistema imperante. Es curioso, pero el género artístico llamado caricatura está revestido de una inocencia que no es tal pero que, felizmente, no convoca los fantasmas que sí evoca la nota escrita.
La caricatura –o, simplemente, el dibujo desde las cuevas de Lascaux en Francia o de Altamira en España, donde nuestros ancestros reflejaron bella y vívidamente su entorno– es anterior al lenguaje articulado que utilizamos actualmente, y mucho más antiguo aun que la palabra escrita. ¿Será su antigüedad la que le permite decir, y con más elocuencia todavía, lo que las palabras voluntaria o involuntariamente omiten? ¿O será que representa el justificativo moral de quienes dicen avalar la libertad de expresión?
Una pequeña gran obra de arte propia del talento de su autor. La SIP justifica el premio porque “logra captar los difíciles tiempos que le tocó vivir al ex presidente norteamericano”. Usando referencias un poco desgastadas, diré que se trata de una caricatura que está largamente a la izquierda de la justificación que esgrimen quienes la premian. Bush eligió, junto con sus secuaces, modelar los tiempos en los que le 'tocó’ gobernar. El comentario lo excluye de cualquier culpa, y no me parece justo. Como tampoco me parece correcto que la SIP, que representa a un sector importante de la inteligencia latinoamericana, diga, refiriéndose a Bush, “ex presidente norteamericano”. Si ese es el estilo de la SIP de criticar la realidad, enhorabuena y bienvenidos al club de quienes creemos que sin crítica no hay crecimiento. Si de ese modo la SIP está diciendo que Bush presidió toda la parte norte del hemisferio, hay que aceptarlo pues no se equivoca, aunque esto enoje al presidente mexicano Felipe Calderón o a Stephen Harper, primer ministro canadiense. En realidad, deberíamos acostumbrarnos a decir presidente o ex presidente de los EE.UU. y nada más. Y ya con eso tiene bastante. Lo que sienta quien ejerza la presidencia de ese país es cosa suya, pero alimentar el ego de quien lo tiene tan bien nutrido es pedagógicamente negativo.
Decía que la caricatura está a la izquierda del comentario y, también, lo que no es muy difícil, a la izquierda de la SIP. Lo mismo ocurre en los Estados Unidos, donde las caricaturas suelen ser bastante más críticas que las crónicas periodísticas. Parece que, en la verbalización o redacción, los mecanismos de autocensura operan más drásticamente.
Incluso ocurre en este periódico, donde el excelente suplemento El Otorongo tiene críticas que podrían, perfectamente, ser parte de una publicación que objeta el sistema imperante. Es curioso, pero el género artístico llamado caricatura está revestido de una inocencia que no es tal pero que, felizmente, no convoca los fantasmas que sí evoca la nota escrita.
La caricatura –o, simplemente, el dibujo desde las cuevas de Lascaux en Francia o de Altamira en España, donde nuestros ancestros reflejaron bella y vívidamente su entorno– es anterior al lenguaje articulado que utilizamos actualmente, y mucho más antiguo aun que la palabra escrita. ¿Será su antigüedad la que le permite decir, y con más elocuencia todavía, lo que las palabras voluntaria o involuntariamente omiten? ¿O será que representa el justificativo moral de quienes dicen avalar la libertad de expresión?
1 comentario:
El motivo de los informes de la SIP es informar sobre el estado de las libertades periodisticas en nuestros paises. El ultimo informe denuncia graves abusos, atropellos y restricciones a la labor periodistica en Venezuela, Argentina, Ecuador, Bolivia y porsupuesto Cuba, pero el sr. Giacosa le dedica toda una columna a la CARICATURA de un personaje ya fuera de los ciclos noticiosos que la SIP premia por su valor comico. Le informo sr. Giacosa que el dia de hoy 19 de Noviembre, el gobierno bolivariano de Venezuela ha ordenado el cierre de 2 publicaciones mas: el diario "Zeta" y el periodico "El Pais"; algun comentario sr. Giacosa?
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