Sociedad, Ciencia y Filosofía después de Darwin
Octavio Obando Morán
Universidad de Ciencias y Humanidades, Junio de 2009
Octavio Obando Morán
Universidad de Ciencias y Humanidades, Junio de 2009
Sumilla:
Discernir sobre estos temas con posterioridad a Ch Darwin y su obra central Origen de las especies resulta una tarea descomunal, sin embargo necesaria y atacable desde varios ángulos. Defenderé la idea que en la llamada influencia de Darwin en sociedad, ciencia y filosofía se tiene que distinguir el ámbito internacional y nacional.
En el orden internacional, aun cuando se ha avanzado bastante en el siglo XX, es una tarea que recién comienza en medio de una poderosa lucha por la conciencia de las masas. Al menos en occidente. En EEUU es una teoría con poderosos enemigos que son estimulados desde el poder político. Y aunque en esta nación la teoría de la evolución está bajo fuego, la naturaleza inmanentista de su tradición filosófica preserva, aparentemente y en gran medida, a su estrato científico y filosófico. Mas no sabemos con seguridad quién vencerá a quién. Llamo la atención sobre el hecho de que la cultura anglosajona en materia de darwinismo, ciencia y filosofía de horizonte naturalista- materialista se irradia con rapidez ---fuera de USA--- y desafia el modelo de tradición hispano-cristiana que aún vive multilateralmente en su patio trasero político latinoamericano, y de manera general en la cultura cristiano-liberal occidental. E indicaré que las luchas entre las vertientes darwinistas en la biología contemporánea, que se engloban en el llamado neodarwinismo y postdarwinismo, se encuadran rigorosamente en este modelo heredado del naturalista inglés.
Para el caso nacional las evidencias muestran que esta influencia es problemática al menos en sociedad y filosofía, entre otras cosas por ausencia de un apropiado sistema de evaluación, seguimiento y cruzamiento de la información. El lector no dejará de notar, además, y de modo explícito -y aquí mi entusiasmo es total- que este problema del darwinismo así como se entremezcla con asuntos filosóficos se entremezcla, de igual manera, con el problema del ateísmo y el serio problema del salto ontológico. Aquí llamaré la atención sobre el ateísmo como aquel que es reconocido verbalmente. Mi posición sin embargo, y como lo he indicado en otros artículos, se orienta por el ateísmo práctico positivo no por el asumido de boca para fuera en las encuestas. En general, entonces, mi entusiasmo acerca de la influencia de Darwin en los ítems indicados en el título de la presente reflexión no dejará de estar temperada por cierto escepticismo que se ha de entender del modo que sigue. No es suficiente defender únicamente el darwinismo científico. Es necesario hacerlo desde una perspectiva epistémica u ontología que sea diferente de la tradicional sea cristiana, sea liberal o sea liberal-cristiana, del sistema del ser humano. Tal demanda permitirá una tremenda receptividad de los grandes grupos humanos para la actividad, mentalidad y espíritu científicos. Sea como fuere parece que entramos históricamente a una fase de descristianización generalizada en occidente para acceder acaso a otra forma extensamente minoritaria ---y quien sabe más sana y más coherente entre teoría y práctica--- de teísmo al lado del desenvolvimiento ontológico y de masas del primer hombre de F. Nietzsche.
Obando: Sociedad, Ciencia y Filosofia despues de Darwin Discernir sobre estos temas con posterioridad a Ch Darwin y su obra central Origen de las especies resulta una tarea descomunal, sin embargo necesaria y atacable desde varios ángulos. Defenderé la idea que en la llamada influencia de Darwin en sociedad, ciencia y filosofía se tiene que distinguir el ámbito internacional y nacional.
En el orden internacional, aun cuando se ha avanzado bastante en el siglo XX, es una tarea que recién comienza en medio de una poderosa lucha por la conciencia de las masas. Al menos en occidente. En EEUU es una teoría con poderosos enemigos que son estimulados desde el poder político. Y aunque en esta nación la teoría de la evolución está bajo fuego, la naturaleza inmanentista de su tradición filosófica preserva, aparentemente y en gran medida, a su estrato científico y filosófico. Mas no sabemos con seguridad quién vencerá a quién. Llamo la atención sobre el hecho de que la cultura anglosajona en materia de darwinismo, ciencia y filosofía de horizonte naturalista- materialista se irradia con rapidez ---fuera de USA--- y desafia el modelo de tradición hispano-cristiana que aún vive multilateralmente en su patio trasero político latinoamericano, y de manera general en la cultura cristiano-liberal occidental. E indicaré que las luchas entre las vertientes darwinistas en la biología contemporánea, que se engloban en el llamado neodarwinismo y postdarwinismo, se encuadran rigorosamente en este modelo heredado del naturalista inglés.
Para el caso nacional las evidencias muestran que esta influencia es problemática al menos en sociedad y filosofía, entre otras cosas por ausencia de un apropiado sistema de evaluación, seguimiento y cruzamiento de la información. El lector no dejará de notar, además, y de modo explícito -y aquí mi entusiasmo es total- que este problema del darwinismo así como se entremezcla con asuntos filosóficos se entremezcla, de igual manera, con el problema del ateísmo y el serio problema del salto ontológico. Aquí llamaré la atención sobre el ateísmo como aquel que es reconocido verbalmente. Mi posición sin embargo, y como lo he indicado en otros artículos, se orienta por el ateísmo práctico positivo no por el asumido de boca para fuera en las encuestas. En general, entonces, mi entusiasmo acerca de la influencia de Darwin en los ítems indicados en el título de la presente reflexión no dejará de estar temperada por cierto escepticismo que se ha de entender del modo que sigue. No es suficiente defender únicamente el darwinismo científico. Es necesario hacerlo desde una perspectiva epistémica u ontología que sea diferente de la tradicional sea cristiana, sea liberal o sea liberal-cristiana, del sistema del ser humano. Tal demanda permitirá una tremenda receptividad de los grandes grupos humanos para la actividad, mentalidad y espíritu científicos. Sea como fuere parece que entramos históricamente a una fase de descristianización generalizada en occidente para acceder acaso a otra forma extensamente minoritaria ---y quien sabe más sana y más coherente entre teoría y práctica--- de teísmo al lado del desenvolvimiento ontológico y de masas del primer hombre de F. Nietzsche.
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