miércoles, 2 de setiembre de 2009

GUILLERMO GIACOSA: "MÁS DE CHOMSKY (II)"


Más de Chomsky (II)

Guillermo Giacosa
Perú 21 Online, 2 de septiembre de 2009

Continuamos con las citas sobre las opiniones de Noam Chomsky con respecto a las relaciones entre EE.UU. y América Latina. Recuerda el profesor norteamericano que su país ensayó diversas formas de dominación sobre nuestra región y que el último intento fue la aplicación del esquema neoliberal –que tanto entusiasma a las clases privilegiadas de estas tierras y que tan poco efecto tiene sobre la disminución de las distancias económicas–. Basta señalar que Chile, modelo latinoamericano del neoliberalismo, es uno de los tres países del área con mayores desigualdades. Hubo una disminución de la pobreza pero, al mismo tiempo, creció la desigualdad.

Chomsky cree que, en los últimos años –entre otras cosas, gracias a la desatención de Bush hacia el área–, los países latinoamericanos empezaron a escapar del largo periodo de una u otra forma de colonización. “Empezaron –dice Chomsky– a librarse del FMI, a pagar y reestructurar sus deudas y a enfocarse en los problemas internos. EE.UU. empezaba a perder control, y tenía que haber una respuesta, que se ha desplegado desde fines de los noventa y que tiene dos frentes: uno militar y otro denominado promoción de la democracia, que es un eufemismo de sometimiento y al que Obama le está dando continuidad, y quiere remediar esa situación desde una perspectiva progresista liberal –prestando más atención a América Latina–, lo que implica un retorno a políticas más tradicionales de militarización y sometimiento. Por ejemplo, el entrenamiento de militares latinoamericanos, durante los últimos diez o quince años, ha crecido 50% más que en los años noventa. Y, ahora, la posición militar de EE.UU. en América Latina es relativamente mayor que durante la Guerra Fría. Por primera vez, hay más oficiales de entrenamiento militar que asesores económicos. La estrategia ha cambiado hacia un esfuerzo por reconstruir una estructura de intervención potencial”.

Se puede colegir que estas políticas apuntan a intervenciones militares destinadas a interrumpir los procesos democráticos que no convienen a los intereses de EE.UU. –y Honduras sería el globo de ensayo–. No es una fantasía. Ocurrió ya, y puede volver a ocurrir si los países del área no inician un proceso de integración que, si bien no los haría invulnerables, aumentaría su poder de negociación y disminuiría el riesgo de ser víctima de políticas intervencionistas que alteren la decisión democrática de sus pueblos. Chomsky recuerda que “EE.UU. es el único país del mundo que fue fundado como un imperio. George Washington lo describió como un imperio infante. Exterminaron a la población local, se apoderaron de la mitad del territorio de México y, en 1898, empezaron a expandirse a otras regiones. Es importante saber que lo hacen con toda franqueza y con una creencia en el carácter divino de su misión. Es un país religioso y siempre ha actuado así para cumplir la misión de la Divina Providencia. Bush hablaba en esos términos. Obama no necesita usar las mismas palabras”.

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