jueves, 24 de setiembre de 2009

GUILLERMO GIACOSA: "ZELAYA: TESTOSTERONA DE LA BUENA"


Zelaya: testosterona de la buena

Guillermo Giacosa
Perú 21 Online, 24 de septiembre de 2009

¿Quién está detrás del usurpador Micheletti para que este sea capaz de reincidir en el ridículo de manera tan reiterada? ¿Qué cambios se están produciendo en la conciencia ciudadana de los hondureños, otrora silenciosamente obedientes a las órdenes que bajaban del norte, para desafiar a las bayonetas, los gases y la estupidez del gobierno de facto? ¿Qué margen de maniobra tiene Obama en una situación en la que los acontecimientos indican que carece del control de sus propias fuerzas? ¿Qué grado de confianza puede inspirar un gobierno como el de los Estados Unidos que no osa llamar 'golpe de Estado’ a lo que, salvo mejor opinión de Álvaro Vargas Llosa, es un golpe de Estado al que no le ha faltado ninguno de los ingredientes que lo tipifican? ¿Cómo ha podido mentir impunemente gran parte de la prensa internacional afirmando que Zelaya pretendía su propia reelección? ¿Qué proyección histórica adquiere el conjunto de esta parte del continente –liderada por Brasil– cuando el presidente de ese país afirma que “no aceptaremos que alguien se crea con derecho a sacar de su cargo a una persona elegida democráticamente”? ¿Es una casualidad que el retorno de Zelaya a su patria coincida con la celebración de la Asamblea General de las Naciones Unidas? Estas preguntas, que deberían multiplicarse y responderse atendiendo a una perspectiva histórica que exceda el marco de los intereses personales, son solo un bosquejo al que todos debiéramos contribuir, con nuestras dudas y nuestras certezas, pues están en juego valores que sobrepasan, largamente, el caso que nos ocupa en esta ocasión.

Regresando a los acontecimientos propiamente dichos, no puedo menos que rendir homenaje al coraje cívico de Manuel Zelaya. Conoce muy bien el presidente constitucional hondureño los antecedentes criminales de muchos de quienes, educados en la nefasta Escuela de las Américas –la mayor fábrica de dictadores de la historia de la humanidad–, hubiesen visto realizadas, matándolo, sus más caras fantasías. Sin embargo, Zelaya viajó doce horas al interior de su país sin ser detectado, y cuando Micheletti decía que su ex amigo estaba en Nicaragua, este lo escuchaba desde la Embajada de Brasil en la mismísima Tegucigalpa. Además, para que vean que esto es América Latina, Zelaya afirmó que llegó protegido por los ángeles, mientras Micheletti repasaba las cuentas del rosario que le regaló el Opus Dei. Casi podríamos decir, si me permiten recurrir al humor en medio de la tragedia, que aquí va a ganar el que tenga más influencia sobre los personajes que habitan el paraíso.

En realidad, el enfrentamiento es entre la comunidad internacional y los sectores progresistas de los Estados Unidos que aspiran a la democracia y los tenebrosos organismos creados por la extrema derecha de ese país. Micheletti, sin los últimos, no hubiese durado una semana. Como otras veces, la decisión final se juega dentro de la superpotencia donde, aunque tangencialmente, la postura de sus aliados y la opinión pública internacional no es totalmente indiferente.

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