Ayer citábamos un artículo de Página 12, escrito por Alfredo Zaiat, titulado 'El modelo peruano’. Aquí más material. Zaiat cita a la periodista peruana Milagros Salas, quien en su artículo 'De la euforia oficial a la crítica activista’ revela que “en 1991 Perú registraba 23% de su población indigente, y en 2008 vivían en esa situación 12.6% de sus habitantes. En los últimos cuatro años este país redujo la pobreza total a 36.2%, lo que implica que 3,5 millones de personas dejaron de ser pobres”.
“El 'Llamado Mundial a la Acción contra la Pobreza’ elaboró un informe paralelo a partir de esas cifras oficiales y, si bien reconoce que Perú avanzó en reducir la indigencia, advierte que en la población hay más hambrientos que dos años atrás y que en las zonas rurales este escenario se compara incluso al de 2004. De acuerdo con ese documento, elaborado por el economista Raúl Mauro, esto se debe a que las familias pobres pueden comprar ahora menos alimentos por la inflación internacional de los productos básicos, principalmente en las zonas más alejadas de la capital”.
Zaiat opina: “Como en todo proceso político y económico existen matices y claroscuro, y el peruano no escapa a esa regla. Pero cuando el establishment (se refiere al argentino) lo muestra como el modelo a imitar encierra el deseo de regresar a las fuentes del neoliberalismo. Dani Rodrik, profesor de Política Económica Internacional en la School of Government, de Harvard, ilustró en un documento, con un título nada inocente –'Después del neoliberalismo, ¿qué?’–, que los 'países en desarrollo que han sido exitosos son los que siguieron sus propios lineamientos de política económica’. Rodrik destaca que esas estrategias 'no necesariamente sirven para otros países, sino que cada uno debe diseñar senderos de desarrollo particulares’. Transitar ese camino en el debate económico sería más enriquecedor que la insistencia del establishment de castigar la autoestima nacional señalando un modelo de país idílico y, por lo tanto, inexistente, solo con el objetivo de regresar a las fuentes del neoliberalismo. En esa tensión que recorre hoy el escenario político mediático, el periodista y economista Sevares analiza la situación de varios países y afirma en su libro Por qué crecieron los países que crecieron, que 'el atraso no es una maldición histórica, sino el producto de acciones u omisiones deliberadas de las clases dominantes y, en alguna medida, de las sociedades que las sufren, pero que también las sustentan’”.
Agrego dos reflexiones: los países que más crecieron en los últimos meses, basados en patrones que no siempre coinciden, son China, Tailandia, Perú y Argentina. Los ejemplos a seguir hasta hace muy poco eran Irlanda y España, hoy en situación gravísima. ¿Cuánta confianza merecen las opiniones de los capos de las finanzas internacionales y su prensa adicta?
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