viernes, 2 de octubre de 2009

FRANCISCO MIRÓ QUESADA: "MAO TSE TUNG, EL GRAN TIMONEL"



FILOSOFEMAS

Mao Tse Tung, el Gran Timonel

Francisco Miró Quesada Cantuarias
El Comercio Online, 2 de octubre de 2009

El 1 de octubre de 1949, Mao Tse Tung estableció la República Popular China. Al año siguiente tuve la oportunidad de viajar a China y de conocerlo. El verdadero nombre del Gran Timonel, era Mao Zedong, pero los oídos occidentales lo escucharon de manera diferente. De ahora en adelante para evitar confusiones lo llamaré Mao.

Viajé a China junto con varios políticos peruanos de las más diversas tendencias. No viajé como político sino como periodista invitado para dar testimonio sobre lo que viera. A los pocos días de haber llegado, Mao nos recibió y, con un intérprete, pudimos conversar con él. La impresión que nos produjo fue profunda. Su rostro irradiaba serenidad y modestia. Se veía claramente que era un gran hombre. Nunca pude explicarme cómo permitió que se estableciese el culto a su personalidad.

Apenas estuvimos en su presencia comenzamos a hacerle preguntas. Cuando tomé la palabra, pregunté: “¿Gran Timonel, cuál es el más importante de los proyectos que piensa realizar?”. Y ante el asombro de todos respondió: “Lo que persigo ahora es cambiar la escritura china por la latina”. Porque la escritura china es muy difícil de aprender. El niño que la estudia pierde mucho tiempo en poderla manejar con soltura. En cambio la escritura latina es una maravilla de simplicidad y por eso se puede aprender rápidamente. Mas, a pesar del inmenso poder que tenía, la fuerza de la costumbre era tan grande en aquella época que Mao no pudo realizar su proyecto.

El gobierno de Mao tuvo una serie de triunfos y de fracasos. Uno de sus más graves reveses fue cuando lanzó su proyecto del gran salto adelante, que consistía en crear una gran industria pesada. Su fracaso fue tan grande que algunos moderados, decidieron tomar al gobierno. En 1959, Liu Shaoqi y Den Xiaoping decidieron que Mao fuera depuesto como jefe del Gobierno y que solo conservara su cargo de jefe del Partido Comunista. Pero Mao no era hombre que se dejara quitar el poder tan fácilmente. Para recuperarlo lanzó la idea de la revolución cultural, cuya meta era cambiar la cultura, de tal modo que fuera imposible infligir un retroceso a su movimiento revolucionario. Fue seguido por miles de jóvenes fanatizados por el gran líder y seguidores al pie de la letra de lo que había escrito Mao en el llamado librito rojo.

Pasaron cosas increíbles como prohibir la música clásica por considerarla burguesa. Y también se trasformó la ópera china que era espectacular, a la que tuve la suerte de asistir, en ópera revolucionaria en que los vestidos eran uniformes de soldados.

Durante el régimen de Mao hubo persecuciones y crueldades, pero juzgando su obra objetivamente se debe reconocer que gracias a él China recuperó la dignidad que había perdido debido a las condiciones humillantes que le habían impuesto las potencias occidentales. El Gran Timonel logró que los chinos se sintieran orgullosos de pertenecer a su gran nación.

Cuando Mao ya estaba debilitado por la enfermedad, Den Xiaoping tomó el poder e inició el paso de una economía socialista, a una capitalista. A él se debe la gran pujanza de la China actual. Pero Mao es reconocido como el gran forjador que hizo posible la grandeza del país que hoy asombra e inquieta a las potencias de Occidente.

1 comentario:

Convicto y Confeso dijo...

El Sr. Miró Quesada ha desarrollado una perspectiva respetable sobre el Presidente Mao.