Mientras Obama evaluaba enviar 40,000 soldados más a la absurda guerra en Afganistán, le llegó la noticia de que se le había concedido el Premio Nobel de la Paz. Caramba, pensó el mandatario, “si evaluaba enviar 80 mil, me condecoraban con alguna orden galáctica”. No frieguen, por Dios. Obama será simpático, inteligente, culto y hasta bien educado, pero con sus erráticas ideas y acciones en Afganistán –supongo que para complacer el complejo industrial militar de EE.UU.– y su silencio atronador –cuando aún no era presidente en ejercicio– durante los ataques a Gaza, resulta una broma otorgarle el Nobel de la Paz. Una broma para el pobre Alfred Nobel, una broma para otros premiados que lo merecieron, y un aliciente para Kissinger que, según el escritor estadounidense Gore Vidal, es “el mayor criminal de guerra que anda suelto por el mundo” y que también es Premio Nobel de la Paz. Las ideas de Barack Obama sobre desarme nuclear son valiosas, sin duda, pero con las ventajas que lleva EE.UU. y con el presupuesto militar del que dispone –la mitad del conjunto de gastos en basura bélica de todo el planeta–, la Academia debió pensar dos veces antes de premiarlo. ¿Será un apoyo para que pueda oponerse a las oscuras fuerzas que dirigen, desde las sombras, las políticas gringas? Es posible, pero no pasaría de expresar una buena intención sobre la que no hay que hacerse ilusiones: los Cheney, los Rumsfeld, los Bush y toda la banda fascista que se mueve al compás de estos se zurran en los premios que otorgan los europeos, sobre todo si van a personas ajenas a su secta.
Según un miembro del Comité que otorga la distinción, “es importante para el Comité reconocer a las personas que están luchando y son idealistas, pero no podemos hacer eso todos los años. De vez en cuando debemos internarnos en el reino de la 'realpolitik’. A fin de cuentas, es siempre una mezcla de idealismo y 'realpolitik’ lo que puede cambiar al mundo”. La idea podría ser buena si se dirigiera a mentes críticas, lo cual no es el caso, como apuntamos más arriba. El New York Times afirma, por su parte, que el premio “es una condena implícita a la presidencia de Bush”. No obstante, reconoce que reparar el 'malestar’ que ha causado el ex presidente en el mundo “es uno de los grandes logros de Obama”, al igual que su voluntad de respetar y trabajar con otros países. A Fidel Castro, curiosamente, le ha parecido bien y piensa que se trata de “una exhortación a la paz y a la búsqueda de soluciones que conduzcan a la supervivencia de la especie”. Para el Wall Street Journal, los europeos quieren dejar constancia de que 'jamás’ quieren volver a ver a alguien como Bush en la Presidencia de EE.UU. El premio refleja, además, la agenda europea en política exterior.
Las opiniones son múltiples y contradictorias al respecto. Es evidente que no lo merece, pero es bueno pensar que, si en el futuro hiciera los méritos para merecerlo –cosa que deseo, pero no creo–, significaría que Estados Unidos ha cambiado la prepotencia y la soberbia por prácticas respetuosas y democráticas.
Según un miembro del Comité que otorga la distinción, “es importante para el Comité reconocer a las personas que están luchando y son idealistas, pero no podemos hacer eso todos los años. De vez en cuando debemos internarnos en el reino de la 'realpolitik’. A fin de cuentas, es siempre una mezcla de idealismo y 'realpolitik’ lo que puede cambiar al mundo”. La idea podría ser buena si se dirigiera a mentes críticas, lo cual no es el caso, como apuntamos más arriba. El New York Times afirma, por su parte, que el premio “es una condena implícita a la presidencia de Bush”. No obstante, reconoce que reparar el 'malestar’ que ha causado el ex presidente en el mundo “es uno de los grandes logros de Obama”, al igual que su voluntad de respetar y trabajar con otros países. A Fidel Castro, curiosamente, le ha parecido bien y piensa que se trata de “una exhortación a la paz y a la búsqueda de soluciones que conduzcan a la supervivencia de la especie”. Para el Wall Street Journal, los europeos quieren dejar constancia de que 'jamás’ quieren volver a ver a alguien como Bush en la Presidencia de EE.UU. El premio refleja, además, la agenda europea en política exterior.
Las opiniones son múltiples y contradictorias al respecto. Es evidente que no lo merece, pero es bueno pensar que, si en el futuro hiciera los méritos para merecerlo –cosa que deseo, pero no creo–, significaría que Estados Unidos ha cambiado la prepotencia y la soberbia por prácticas respetuosas y democráticas.
1 comentario:
A usted, sr.Giacosa le es muy facil denunciar las "erraticas ideas y acciones en Afganistan" sin mencionar ni una de esas ideas y acciones y sin aportar idea alguna como alternativa para lo que esta sucediendo en ese pais. No menciona usted, sr. Giacosa, al Taliban como una fuerza terrorista que con Al Qaeda continua perpetrando salvajes e indiscriminados atentados contra vidas inocentes, hoy concentrados en Pakistan y en el mismo Afganistan contra poblaciones civiles que no se quieren plegar al radical fundamentalismo islamista. Usted como sugeriria que se proceda con el Taliban? Que se les deje tranquilos e instalen otra vez un regimen de terror en Afganistan? Que consigan su objetivo de apoderarse tambien del gobierno Pakistani y de sus armas nucleares? No le parecen a usted estas, logicas razones para que la ONU haya autorizado combatir a estos "chiflados del Taliban" como usted los ha llamado?. En cuanto al premio en si, no se le ha cruzado por la cabeza a ud. la idea de que le fue entregado precisamente para impulsar los muchos procesos de paz en los que Obama ya esta envuelto? Tan estrecha es su capacidad de teorizar, sr. Giacosa?
Publicar un comentario