Suena a fantasía pero, en el caso que referiremos, sería posible aplicar una vacuna contra la hipocresía. Esta tendrá una utilidad relativa a nivel individual, pero podría, a nivel institucional, contribuir a sincerar los roles que cada nación cumple en el interior de la comunidad internacional. El escritor argentino Marcelo Monges ha presentado un proyecto ante las Naciones Unidas para crear una 'Convención Contra los Golpes de Estado’: “Impediría que la democracia sea defendida según convenga la ocasión, o sea, defendiendo un gobierno golpista que ha atentado contra todos los derechos de un pueblo, si así le conviniera a otro gobierno cómplice”, afirma el autor. Supongo que el caso hondureño ha inspirado esta propuesta que, de haberse presentado y aprobado décadas atrás –cuando Honduras éramos casi todos–, hubiera liberado a América Latina de dictaduras feroces y, seguramente, hubiese permitido un grado de desarrollo más sensato e inclusivo.
'Inclusivo’ quiere decir que todos puedan aprovechar los beneficios que la democracia brinda. Si una democracia no es inclusiva, no es, en sentido estricto, una democracia. Puede tener muchos de los elementos que la definen, pero mientras no apunte a lograr un nivel de vida digno para los sectores históricamente marginados, no será una democracia, aunque les plazca a los principales actores del orden económico internacional.
El proyecto de Monges no habla de inclusión pues está referido a los golpes de Estado. Ese proyecto, que cuenta con el apoyo de la fundación guatemalteca de la Premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú, y de decenas de sindicatos y organizaciones sociales mexicanas, merece mayor difusión en la prensa, y debiera ser objeto de discusión en los partidos políticos y en las organizaciones y organismos preocupados por el destino de la humanidad.
“La Convención crearía dos figuras legales para los casos de golpes de Estado. Por un lado, la interrupción de la democracia sería considerada un crimen de lesa humanidad, un delito no prescriptible según el derecho internacional. Alguien podrá diferir del encuadramiento legal de esta figura propuesta. Pero en lo que no pueden diferir, al menos, quienes de verdad están a favor de vivir bajo un sistema democrático es en que los golpes de Estado deben ser penalizados en el orden jurídico internacional, para terminar con esta práctica de grupos facciosos, todas veces criminal”, argumenta el autor de la propuesta.
Además, la norma internacional también catalogaría a los golpistas con la figura legal de delincuencia organizada. “La acción criminal de un golpe de Estado de ninguna manera es menor que la que puede llegar a ocasionar el narcotráfico, siendo, en el caso del golpe de Estado, un acto de delincuencia absolutamente generalizado contra todo un pueblo, hecho que en nada se compara con las acciones del narcotráfico”, explica Monges.
Me parece una idea excepcional que, como es lógico, será trabada por quienes se benefician con democracias obedientes al poder económico.
'Inclusivo’ quiere decir que todos puedan aprovechar los beneficios que la democracia brinda. Si una democracia no es inclusiva, no es, en sentido estricto, una democracia. Puede tener muchos de los elementos que la definen, pero mientras no apunte a lograr un nivel de vida digno para los sectores históricamente marginados, no será una democracia, aunque les plazca a los principales actores del orden económico internacional.
El proyecto de Monges no habla de inclusión pues está referido a los golpes de Estado. Ese proyecto, que cuenta con el apoyo de la fundación guatemalteca de la Premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú, y de decenas de sindicatos y organizaciones sociales mexicanas, merece mayor difusión en la prensa, y debiera ser objeto de discusión en los partidos políticos y en las organizaciones y organismos preocupados por el destino de la humanidad.
“La Convención crearía dos figuras legales para los casos de golpes de Estado. Por un lado, la interrupción de la democracia sería considerada un crimen de lesa humanidad, un delito no prescriptible según el derecho internacional. Alguien podrá diferir del encuadramiento legal de esta figura propuesta. Pero en lo que no pueden diferir, al menos, quienes de verdad están a favor de vivir bajo un sistema democrático es en que los golpes de Estado deben ser penalizados en el orden jurídico internacional, para terminar con esta práctica de grupos facciosos, todas veces criminal”, argumenta el autor de la propuesta.
Además, la norma internacional también catalogaría a los golpistas con la figura legal de delincuencia organizada. “La acción criminal de un golpe de Estado de ninguna manera es menor que la que puede llegar a ocasionar el narcotráfico, siendo, en el caso del golpe de Estado, un acto de delincuencia absolutamente generalizado contra todo un pueblo, hecho que en nada se compara con las acciones del narcotráfico”, explica Monges.
Me parece una idea excepcional que, como es lógico, será trabada por quienes se benefician con democracias obedientes al poder económico.
2 comentarios:
nunca nadie tan honesto y directo como giacosa.
EL PROYECTO DE LA CONVENCIÓN CONTRA LOS GOLPES DE ESTADO, CREO QUE ES UNA DE LAS MEJORES PROPUESTAS QUE HAN HABIDO PARA COMBATIRLOS, YA QUE DE OTRA MANERA, NO SE PUEDEN PENALIZAR. ES LA UNICA FORMA DE TERMINAR CON LA IMPUNIDAD DE LOS GOLPISTAS. EL HECHO MISMO DE DAR UN GOLPE DE ESTADO ES LO QUE SE DEBE PENALIZAR, YA QUE ABARCA OTROS DELITOS CONTRA LA HUMANIDAD, QUE OFENDEN A LA COMUNIDAD INTERNACIONAL.
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