Leonardo da Vinci, uno de los más grandes genios que en el mundo han sido, fue de una increíble mercurialidad. Nadie como él ha abordado tantos temas. En estos días, tenemos la oportunidad de contemplar en el Jockey Plaza una exposición bastante completa de sus obras.
Leonardo da Vinci nació el 15 de abril de 1452 en Anchiano, pequeño pueblo cercano a Florencia, en los albores del Renacimiento. Para el sabio italiano, la pintura era la máxima expresión del arte. Para demostrar la verdad de su tesis escribió “Tratado de la Pintura”, una maravilla de libro, cuyo primer capítulo consiste, nada menos, que en la primera exposición de una auténtica filosofía de la ciencia, adelantándose a Galileo, que fue creador de la ciencia experimental. Pero Leonardo en su libro expresaba claramente que la base de toda ciencia era la experiencia sensible.
Cuando uno se entera de todo lo que fue capaz de crear Leonardo, tanto por la cantidad de sus descubrimientos teóricos como por sus creaciones prácticas, su primera reacción es de incredulidad. Pero tiene que rendirse ante la evidencia. Todo está fundado en documentos de incuestionable autenticidad.
Leonardo fue pintor, escultor, matemático, ingeniero, arquitecto, biólogo, geólogo, cartógrafo, autor de tratados de óptica, astrónomo, descubridor de varias leyes de la mecánica, urbanista, creador de la anatomía científica, músico y, aunque parezca mentira, modista, inventor de juegos de salón, de utensilios de cocina, y diseñador de jardines.
La exposición del Jockey Plaza está bien organizada. Primero se expone un documento escrito por el propio Da Vinci, en el que se puede ver su famosa escritura al revés que en lugar de avanzar de izquierda a derecha avanza en dirección contraria. Muchos se han imaginado que ello se debía a que Leonardo era muy celoso de sus descubrimientos y que no quería que los demás se enteraran de ellos. Pero la razón era mucho más simple: Da Vinci era zurdo y podía escribir con mayor comodidad de derecha a izquierda.
Luego viene la exposición de sus estudios de anatomía, en que se ve la manera como disecó cadáveres para poder estudiar los músculos y los huesos del cuerpo. La cantidad de reproducciones que pueden mirar los asistentes es extensa y da una idea exacta de los originales.
Vemos después las invenciones prácticas, como la forma de un avión, de una hélice y de un presunto paracaídas. La manera como funcionan las billas en relación al movimiento de una rueda. Leonardo se da cuenta de que tenían que ser tres y no cuatro, como podría pensarse a primera vista. Nos topamos luego con la elaboración de un engranaje, con un tanque de guerra, con un buzo, que pudo usarse con éxito varias veces y con la ciudad perfecta.
Las pinturas son admirables. La más famosa del mundo la Mona Lisa que, actualmente se expone en el Louvre, la Virgen de las Rocas, la Última Cena, un autorretrato y algunas más.
Cuando se termina de ver la exposición, se siente admiración por la capacidad creadora del genio humano, y nos embarga la felicidad de tener la capacidad de admirar.
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