Estoy espantado. Los que alguna vez hicieron de nuestra región una zona humanamente inhabitable, han recargado sus baterías y han puesto en marcha una nueva ofensiva que tiene, como lo tuvo siempre, grandes capitales a su disposición y un significativo apoyo mediático.
En pocos días, Zelaya, el presidente constitucional de Honduras, ha recibido ataques de todos los colores y ya los golpistas, entre los que hay delincuentes y ex escuadrones de la muerte, no parecen ser tan malos. Otro presidente en apuros es el ecuatoriano Rafael Correa, a quien las computadoras antibombas del guerrillero FARC Raúl Reyes, acusan de haber recibido dinero de este grupo guerrillero colombiano para su campaña electoral. Venezuela aparece ahora como el mayor punto de salida de la droga colombiana. Evo, por supuesto, se equivoca siempre aunque las proyecciones económicas, que seguramente estén erradas a pesar de ser de la Cepal, no auguren malos tiempos para Bolivia y sus reservas sean las mejores de su historia. Los Kirchner perdieron la mayoría propia en el Congreso y eso permite constatar cómo los grupos que otrora colaboraron con la dictadura de Videla y remataron frívolamente el país de la mano corrupta de Menem, vuelven a regodearse y a proponer sus intereses sectoriales como los intereses de la nación toda. A Daniel Ortega lo han acusado de movilizar tropas en la frontera con Honduras y los institutos por la libertad (de comercio) opinan ahora, por boca de algunos de sus mascarones de proa, que los golpes de Estado no son el problema del momento sino los presidentes que quieren perpetuarse en el poder (sobretodo si no son gobiernos sensibles a los deseos de EE.UU., como el de Uribe, por ejemplo). Argumento endeble pues quienes sí se ha perpetuado en los gobiernos de las distintas naciones del área han sido los dictadores que surgieron de los golpes militares y que nunca tuvieron los frenos democráticos que, de distinta forma y con imperfecciones, tienen hoy los gobernantes que son atacados. Cabe la pregunta: ¿Es inocente este vendaval de noticias que desprestigia a sus actores o es parte de una estrategia concertada?
Estoy absolutamente convencido que nadie tiene el conjunto de las respuestas correctas que la actual coyuntura demanda. Admitirlo es elemental. No hacerlo es soberbia o simple defensa de intereses sectoriales. He leído a muchos neoliberales afirmando que el problema de los conflictos es la distribución de la riqueza. Por supuesto. Las diferencias con quienes, desde otras ideologías, sostienen lo mismo, son metodológicas. Los primeros creen que el chorreo hará felices a los pueblos. Los segundos creen que hay que proceder a realizar modificaciones políticas para que en lugar de chorreo podamos hablar de lluvia.
Identificado el problema habría que ponderar los resultados obtenidos por quienes predican uno u otro método y someter a la consideración popular (¿creo que eso es democracia?) la decisión final. Pena que no sea eso lo que admitirían quienes orquestan estas campañas mediáticas.
En pocos días, Zelaya, el presidente constitucional de Honduras, ha recibido ataques de todos los colores y ya los golpistas, entre los que hay delincuentes y ex escuadrones de la muerte, no parecen ser tan malos. Otro presidente en apuros es el ecuatoriano Rafael Correa, a quien las computadoras antibombas del guerrillero FARC Raúl Reyes, acusan de haber recibido dinero de este grupo guerrillero colombiano para su campaña electoral. Venezuela aparece ahora como el mayor punto de salida de la droga colombiana. Evo, por supuesto, se equivoca siempre aunque las proyecciones económicas, que seguramente estén erradas a pesar de ser de la Cepal, no auguren malos tiempos para Bolivia y sus reservas sean las mejores de su historia. Los Kirchner perdieron la mayoría propia en el Congreso y eso permite constatar cómo los grupos que otrora colaboraron con la dictadura de Videla y remataron frívolamente el país de la mano corrupta de Menem, vuelven a regodearse y a proponer sus intereses sectoriales como los intereses de la nación toda. A Daniel Ortega lo han acusado de movilizar tropas en la frontera con Honduras y los institutos por la libertad (de comercio) opinan ahora, por boca de algunos de sus mascarones de proa, que los golpes de Estado no son el problema del momento sino los presidentes que quieren perpetuarse en el poder (sobretodo si no son gobiernos sensibles a los deseos de EE.UU., como el de Uribe, por ejemplo). Argumento endeble pues quienes sí se ha perpetuado en los gobiernos de las distintas naciones del área han sido los dictadores que surgieron de los golpes militares y que nunca tuvieron los frenos democráticos que, de distinta forma y con imperfecciones, tienen hoy los gobernantes que son atacados. Cabe la pregunta: ¿Es inocente este vendaval de noticias que desprestigia a sus actores o es parte de una estrategia concertada?
Estoy absolutamente convencido que nadie tiene el conjunto de las respuestas correctas que la actual coyuntura demanda. Admitirlo es elemental. No hacerlo es soberbia o simple defensa de intereses sectoriales. He leído a muchos neoliberales afirmando que el problema de los conflictos es la distribución de la riqueza. Por supuesto. Las diferencias con quienes, desde otras ideologías, sostienen lo mismo, son metodológicas. Los primeros creen que el chorreo hará felices a los pueblos. Los segundos creen que hay que proceder a realizar modificaciones políticas para que en lugar de chorreo podamos hablar de lluvia.
Identificado el problema habría que ponderar los resultados obtenidos por quienes predican uno u otro método y someter a la consideración popular (¿creo que eso es democracia?) la decisión final. Pena que no sea eso lo que admitirían quienes orquestan estas campañas mediáticas.
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